martes, 20 de abril de 2010

CRONICA DEL 6 DE ABRIL DE 1477

El que esto suscribe le viene a bien relatar los hechos que en el mes de abril acontecieron en mi villa de Cieza y que desde mi mazmorra granadina puedo escribir a pocos días de ser liberado juntamente con algunos de mis vecinos.
Estando yo dirigiéndome hacia el pequeño huerto en la vega de nuestro querido río Segura, al pasar por las inmediaciones de la ermita de nuestro Patrón San Bartolomé ví como una mujer corría hacia la puerta de dicha ermita. Tal era la ligereza que llevaba que casi no pude contemplar su cara, tan solo aprecié en ella un rasgo de miedo y pavor.

Al llegar hasta la misma puerta quería gritar. En ese mismo instante averigüé que no le salía palabra alguna de su boca, pues era muda. Yo desde mi lugar le pregunté qué era lo que ocurría, a lo que ella ensimismada en su tarea de avisar a los demás no me hizo el menor aprecio. A la una de las tantas veces que golpeó la puerta le salieron los que dentro de la ermita oían misa y le inquirieron a que explicara tanto alboroto, a lo que la mujer muda pudo por fin gritan “moros vienen”.
Ví como todos se quedaron sin aliento al escuchar aquel aviso. En estas, el Comendador de la Villa D. Gonzalo Talón se acercó al Balcón del Muro para contemplar con sus propios ojos lo inevitable: La Invasión de las tropas moras.
Desde el lugar donde se podía ver no sólo a los invasores, sino a todo el río y su huerta en esplendor, dio la orden a los ciezanos para bajar al puente y defenderse con valentía. No pudieron hacer nada, pues le superaban en número y armas. Espadas afiladas contra palos y orcas. Escudos de metal contra tela mal cosida.
Rápidamente las tropas moras al mando de Abu-l-Hassán frenaron la defensa, mataron a muchos, saquearon nuestra villa e hicieron rehenes a los que quedamos, llevándonos a Granada.
Ya han pasado diez meses de lo ocurrido y me cuentan que tras varias negociaciones con el Rey Moro, los Reyes Católicos han autorizado a las familias de algunos de nosotros a cruzar la frontera con el Reino de Granada con dinero y bienes que sirvan para el rescate.
Dejaré atrás el infierno vivido estos meses en este lugar de sufrimiento constante y volveré a mi querida cieza, a respirar su aire tranquilo y a cultivar mi pequeño huerto a la vera del Río.

Granada, en el año del señor 1478, mes febrero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario