viernes, 23 de abril de 2010

EMBAJADA CRISTIANA Y PAGO DEL RESCATE




EMBAJADOR:
¡Magnánimo Rey de Granada¡,
es para mi un gran honor,
el verme en la presencia
de tan laureado Señor.

ABU-L-HASÁN:
Buena sea tu llegada,
Embajador castellano,
y buenas tus intenciones,
que os espero de antemano.

EMBAJADOR:
Mis intenciones son buenas,
poderoso y gran guerrero
por lo que no hay que temer,
si bueno es querer a un pueblo.
Tierra rica y generosa,
es la que hoy represento,
que no merece tal desgracia,
ni sufrir tanto tormento.
Pueblo de gente honrada,
retrato del sufrimiento,
que con sus manos esculpen,
bondades y sentimientos.
Cieza se llama la villa,
y ciezanos sus hijos son,
de los que muchos son presos,
bajo su espada, señor.
¡ Muda quedó la huerta,
desde que ellos partieron,
y lloroso baja el Segura,
pidiendo ya su regreso!.
¡Lo campos ya no se labran,
las madres siguen llorando,
los hijos no tienen padres,
los padres, desalentados!.
A vos os pido clemencia,
y que aceptéis lo pactado,
que acabe la pesadilla,
de este pueblo desdichado.
A pagar su libertad,
me envían mis soberanos,
pues de nada sirve un Rey,
sin tener buenos vasallos.
Por lo tanto gran señor,
a lo que somos llegados,
a restaurar las heridas,
a cumplir con lo acordado.
Bajo el poder que me otorga,
mis buenos reyes y su razón,
Doña Isabel de Castilla,
y Don Fernando de Aragón.
Hago entrega del rescate,
como pago a la liberación,
de los ciezanos cautivos,
de todo linaje y condición.
Y así de nuevo regresen,
y con migo les haga venir,
a su pueblo y a sus tierras,
de donde nunca debieron partir.
( se hace entrega del rescate )

ABU-L-HASÁN:
Yo, Abu-l-Hasán,
de la invicta Granada rey,
de Allah su mayor vasallo,
y del que respeta su ley.
Decid a vuestros reyes,
que acepto de buen grado,
puesto que hoy me habéis traído,
lo que yo he demandado.
Que hoy acabe por fin,
las penurias de este pueblo,
que vuelvan junto a sus gentes,
que salgan ya de mi reino.
¡ Marchad, ciezanos ya libres ¡,
y vos , embajador tenaz,
y que al terminar hoy el día,
concluyan las fiestas en paz.


Autor: Mariano Martínez Béjar

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